Eran las cuatro y media de la mañana y ya estaba en pie, con
los nervios de subir al Pirineo, como los niños. Había quedado con mi compañero
de batallas ciclistas Marco y con Juan Carlos. Cuando llegue al punto de
reunión ya estaba el amigo marco esperando con puntualidad inglesa, subimos la
bici a la baca y fuimos ha buscar a Juan Carlos colocamos su bici y para
arriba. Llegamos a Nocito sobre las ocho de la mañana mas o menos nos
pertrechamos y para arriba, los primeros dieciséis kilómetros fueron relativamente
fáciles, después la ruta se iba poniendo mas empinado y con muchas piedras
sueltas hasta que fue imposible subirlo encima de la bici así que pie al suelo
y con el burro de San Fernando un rato a pie y otro andando. Así subimos hasta
un falso llano y con menos piedras pudimos seguir en bici, después de unos
veinte kilómetros de ruta llegamos a un llano con un sol radiante y unos
arbustos que hacían abrigo y una hierba en el suelo que parecía un colchón y
viendo la siguiente cuesta todo piedras sueltas y una pendiente muy pronunciada
valore las fuerzas que me quedaban que no eran muchas y decidí que aquel sitio
lo habían puesto allí para mi. Así que mis compañeros que tienen el espíritu y
fuerza de los sarrios siguieron arrastrando
las bicis para arriba. Cuando ya los
perdía de vista decidí subir al Tozal. Que baya con la cuestita en un kilometro
mas o menos se sube doscientos metros y con una buena capa de piedras sueltas,
pero cuando llegas arriba se te pasan todo el cansancio acumulado las vistas
son impresionantes. Como se veía la peña de Guara y ellos se dirigían hacia
allí decidí esperarlos ahí , pero llegaron las tres y media de la tarde y daban
señales de vida empecé a bajar y en ese momento me suena el móvil, era el amigo
Marco todo preocupado. Pues al ver que se les echaba la tarde encima decidieron
darse la vuelta y pasaron por debajo de donde yo estaba y al no verme creyeron
que yo había bajado y clara al no encontrarme en el pueblo el amigo Marco pensó
que se me habían comido los lobos. La bajada es espectacular pero no se puede
disfrutar mucho por la cantidad de piedras sueltas pero con cuidado se puede
bajar montado en la bici. En general un día agotador pero a mi me compenso.
Tengo que agradecer a Juan Carlos y Marco que son unos maquinas la paciencia
que tuvieron con migo, gracias amigos y hasta otra pero que sea un poquito mas
suave.