martes, 29 de octubre de 2013

EL TOZAL DE CUBILAS


Eran las cuatro y media de la mañana y ya estaba en pie, con los nervios de subir al Pirineo, como los niños. Había quedado con mi compañero de batallas ciclistas Marco y con Juan Carlos. Cuando llegue al punto de reunión ya estaba el amigo marco esperando con puntualidad inglesa, subimos la bici a la baca y fuimos ha buscar a Juan Carlos colocamos su bici y para arriba. Llegamos a Nocito sobre las ocho de la mañana mas o menos nos pertrechamos y para arriba, los primeros dieciséis kilómetros fueron relativamente fáciles, después la ruta se iba poniendo mas empinado y con muchas piedras sueltas hasta que fue imposible subirlo encima de la bici así que pie al suelo y con el burro de San Fernando un rato a pie y otro andando. Así subimos hasta un falso llano y con menos piedras pudimos seguir en bici, después de unos veinte kilómetros de ruta llegamos a un llano con un sol radiante y unos arbustos que hacían abrigo y una hierba en el suelo que parecía un colchón y viendo la siguiente cuesta todo piedras sueltas y una pendiente muy pronunciada valore las fuerzas que me quedaban que no eran muchas y decidí que aquel sitio lo habían puesto allí para mi. Así que mis compañeros que tienen el espíritu y fuerza de  los sarrios siguieron arrastrando las bicis  para arriba. Cuando ya los perdía de vista decidí subir al Tozal. Que baya con la cuestita en un kilometro mas o menos se sube doscientos metros y con una buena capa de piedras sueltas, pero cuando llegas arriba se te pasan todo el cansancio acumulado las vistas son impresionantes. Como se veía la peña de Guara y ellos se dirigían hacia allí decidí esperarlos ahí , pero llegaron las tres y media de la tarde y daban señales de vida empecé a bajar y en ese momento me suena el móvil, era el amigo Marco todo preocupado. Pues al ver que se les echaba la tarde encima decidieron darse la vuelta y pasaron por debajo de donde yo estaba y al no verme creyeron que yo había bajado y clara al no encontrarme en el pueblo el amigo Marco pensó que se me habían comido los lobos. La bajada es espectacular pero no se puede disfrutar mucho por la cantidad de piedras sueltas pero con cuidado se puede bajar montado en la bici. En general un día agotador pero a mi me compenso. Tengo que agradecer a Juan Carlos y Marco que son unos maquinas la paciencia que tuvieron con migo, gracias amigos y hasta otra pero que sea un poquito mas suave.